martes, 6 de noviembre de 2007

El amor se llama Tetris.


No es hombre, ni mujer. El amor se llama Tetris. Continuamente me pregunto si es que alguien va a poner en mi cabeza la pieza correcta y zas! TETRIS. Todo perfecto, tan perfecto que no tenés líneas. Pero no puede ser, ese tipo de sensaciones efímeras y extremas, ese placer de ver cómo hacés líneas y más líneas, y despues cómo la pantalla queda vacía, ese derroche de música folk rusa remixada y desafiante. Y lo mejor de todo era que podíamos elegirla! Si, definitivamente el mundo debería ser un gran Tetris en el que tod@s tratemos de ubicarnos correctamente para encajar con l@s demás. De hecho, podríamos considerarnos plen@s al hacerlo.

Hay que volverse un tetromino, pero YA.


La data está acá:





He dicho.

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